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¿Y POR QUÉ NO?

YO, ANTIJUANCARLISTA. ¿Y TÚ?

YO, ANTIJUANCARLISTA. ¿Y TÚ?

Es recomendable, por no decir que absolutamente necesario dejar constancia escrita de reuniones donde se dialogue, se debata y argumente. La mente humana puede engañar, mal recordar, tragiversar. Puede hacerlo a sabiendas, o sin querer queriendo, como diría el entrañable Chavo del Ocho. Es necesario levantar acta porque anuda las palabras para que no se las lleve el viento.

Yo lo quiero hacer, aunque sea sólo de manera individual, conmigo misma, sin nadie más que merezca un compromiso futuro de que no me será posible cambiar de opinión. Ya sé que es bueno evolucionar y abrir la mente para empaparse de otras  visiones del mundo y mejorar, pero hay algunos mínimos que conviene dejar por escrito.

Soy republicana. La ciudadanía, a estas alturas de la evolución humana, es lo suficientemente madura como para elegir a quien vaya a detentar el poder, sea éste efectivo o simbólico. Nadie puede acceder a un posición preponderante por genética, costumbre o nacimiento. Debemos medir la capacidad de quien gobierna y manda, continuamente; y aprobar o desaprobar  sus actuaciones. Diría más, dirigir democráticamente sus pautas de trabajo.

Dicho esto, quiero dejar constancia de que soy profundamente antijuancarlista. Parece que en este país se puede ser A y B al mismo tiempo. Hay quien es republicano o republicana pero se declaran profundamente juancarlista. No lo entiendo. Tenemos un monarca hiperprotegido por los medios de comunicación y de opinión. Un monarca sobre el que se ha levantado una imagen históricamente interesada y al que se le atribuyen todos los logros que la ciudadanía española ha ido consiguiendo en los últimos años.

“Subirse al carro” es lo que ha ido haciendo. Sus cuestiones privadas han sido escrupulosamente respetadas, cuando su condición de Jefe de Estado conllevaría un tinte más transparente. Afortunadamente la red es libertad, hoy hay millones de ojos que ven directamente la realidad. La prensa tradicional y sus acólitos ya no pueden cribar qué informaciones nos llegan. Hoy sabemos que el rey caza elefantes y osos borrachos, que muchas veces anda de correrías y saraos. Hoy conocemos, al menos un poco más, en qué se gasta nuestros dineros.

Mientras él  no sabe jugar bien sus tiempos. No se da cuenta y vive en sus pesadillas, con pinos clavados en el estómago.

1 comentario

Guti -

Más o menos de acuerdo, salvo en:

"La prensa tradicional y sus acólitos ya no pueden cribar qué informaciones nos llegan"

Por desgracia, hasta cierto punto todavía sí.

Por lo demás, no sé si la ciudadanía es madura para elegir a sus gobernantes, pero en todo caso debe hacerlo, madura o inmadura. Y por otro lado... es que la cosa hereditaria no es defendible ni tiene ninguna lógica.