Negacionistas y conspiranoicos.
(Vamos a intentar hacer un blog plural, en los comentarios y en los artículos, ¿por qué no?. Inserto un artículo elaborado por Domingo, y prometo, como es evidente, que no he utilizado la censura, ahí va....)
Ya me perdonaréis los dos "palabros", pero en estos tiempos en que la ortografía se sacrifica en aras del marketing político, no veo problema en colar unos neologismos tan curiosos.
La taxonomía de las subespecies de científicos, periodistas y políticos se ha visto enriquecida en los últimos tiempos con dos nuevas categorías de infrahumanos.
En primer lugar están los "negacionistas", que desoyen la unánime voz de "la Ciencia" y se emperran en relativizar, o incluso negar, la única verdad incontrovertible de nuestro tiempo: la radical influencia del comportamiento humano en el vertiginoso cambio climático.
Si el hereje es un científico, será sancionado con la expulsión del Paraíso de la Subvención, único ecosistema propicio para la proliferación de esta clase de bípedos implumes, especialmente en este país nuestro del "que inventen otros". Si el apostata en cuestión se ganara los garbanzos como periodista o político, será tachado de "enemigo del Medio Ambiente" (¿qué diablos será eso del ½ ambiente?), y por extensión de "facha", el conjuro que evita la molestia de confrontar las opiniones propias con las ajenas.
No veo por qué la Ciencia debe ser unánime, muy al contrario, los científicos tienen no sólo el derecho, sino el deber de dudar sin que el Santo Oficio de lo políticamente correcto los lapide, convirtiéndolos en nuevos Galileos. ¡Eppur si muove!
La segunda clase de modernos escépticos son los conspiranoicos, criaturas tan antiguas como el hombre. Los magnicidios y grandes catástrofes son el caldo de cultivo adecuado para que proliferen como setas. Nuestros conspiranoicos han florecido al calor de los sucesos del 11-M. Son raritos, porque no acaban de oponer con claridad una teoría a la "oficial", simplemente juegan a la contra. Tras la sentencia han encontrado un resquicio con la absolución de los acusados por la fiscalía como "autores intelectuales". En esencia, su línea de argumentación sería algo como lo que sigue: "no se sabe lo fundamental, ergo no se sabe nada".
El PSOE y aledaños mediáticos (es decir, la mayoría de televisiones y radios) reacciona histéricamente y a lo anterior contraponen la consigna "no hay nada que investigar porque ya se sabe todo".
No veo qué necesidad tiene el PSOE de meterse en semejante jardín. ¿Y si en el futuro se probara que el planificador del atentado fue el Imán de Madrigal de las Altas Torres? "Ajajá, luego no se sabía todo..." dirían en tal caso los conspiranoicos. ¿Por qué entregarles esa baza? Una vez probado que ETA no intervino en la barbarie, es irrelevante que los autores intelectuales sean sunitas o chiítas, cataríes o bosquimanos. A las fuerzas de seguridad se les debe demandar el máximo esfuerzo para llevar a la Justicia a todos los responsables del atentado, pero no se les puede exigir el descubrimiento de la trama al completo y la detención de todos los implicados (cosa casi imposible), de la misma manera que a nadie con dos dedos de frente se le ocurre acusar a los sucesivos Presidentes de los Estados Unidos de ocultar la autoría intelectual del asesinato de J.F. Kennedy.
Negacionistas y conspiranoicos son especies poco abundantes, y deben ser objeto de nuestros cuidados para evitar su extinción. De lo contrario nos veremos privados del placer de discutir con quienes sostienen que el hombre no llegó a la Luna, que Elvis está vivo o que ningún avión se estrelló contra el Pentágono.
1 comentario
Guti -
Eduardo - 985 59 63 54
La ironía es, como siempre, afiladísima. Muy bien ;-)
Estoy de acuerdo, curiosamente, respecto a los aspectos científicos del cambio climático, pero con algunas precisiones. Los ecologistas llevan hablando de esto mucho tiempo. Pero otros sectores bastante concretos decían primero que no existía tal cambio. Años después, empezaron a decir que había un cambio, pero mínimo y a muy largo plazo, que decir lo contrario era ser catastrofista. Ahora ya aceptan que hay cambio y sorprendentemente rápido, pero dicen que no tiene relación con el hombre. La consigna es, en cualquier caso, salvaguardar su actividad lucrativa, y no sólo eso (que es comprensible) sino salvaguardar determinadas formas de ejercerla, que maximizan sus beneficios a costa de lo que sea. Esos negacionistas no me merecen ninguna confianza, y los estudios patrocinados por ellos tampoco. Por suerte, la Ciencia tiene mecanismos para protegerse, siquiera en parte, de estas cosas, y estoy convencido de que en Nature se puede publicar cualquier estudio que cuestione el cambio climático, pero eso sí, aportando pruebas científicas. De momento, la comunidad (científica, no digo periodística, que esa no me interesa nada) parece aceptar con bastante firmeza esas teorías que los ecologistas rojos, desharrapados e ignorantes expusieron hace una pila de años.
Respecto a los conspiranoicos, creo que son algo verdaderamente nocivo para la sociedad. Porque hacen afirmaciones falsas como si fueran ciertas, porque de afirmaciones falsas derivan conclusiones por medio de razonamientos totalmente inválidos, porque sacan a colación reglas procesales que supuestamente se han incumplido pero que sin embargo nunca se han aplicado en ningún otro caso, y sobre todo porque atribuyen a quien no comulga con sus sandeces opiniones que no tienen, o frases que no han dicho, y los descalifican basándose en esas patrañas. Esa gente es o bien un atajo de ignorantes llenos de bilis, o bien un atajo de manipuladores sin ningún escrúpulo. Alguien que no sólo difunde la mentira gratuita e infundada, sino que hace a la sociedad tener siquiera en cuenta sus estupideces, acostumbra a esta a que vale todo. Corrompe y hace degenerar nuestra democracia.
Descalificar a esos "conspiranoicos" no tiene nada que ver con que haya gente que identifique verdaderos cabos sueltos, o se interese por aspectos que podrían investigarse más. Pero no creo que nadie haya dicho que no se deba investigar nada más. Si se obtienen otras pruebas, otros testimonios, tengo por seguro que se hará con ellos lo que se pueda. Lo demás creo que es pura calumnia interesada. Esos "conspiranoicos" preocupados por "la verdad" no ponen objeciones a ciertos aspectos de la Ley de Partidos, o a los procesos 18/98, en los que sí que hay elementos de muy dudoso encaje en un Estado de Derecho.