DE ANDAR POR CASA
Bien es sabido, que hace falta ganar un mundial, un Tour o estar en el podium del ranking de tenis, entre otros, para que los españoles y/o asturianos nos sintamos orgullosos de lo nuestro. El descontento y la hipercrítica siempre han estado presentes en nuestra idiosincrasia.
Recuerdo que, cuando era niña, siempre escuchabas aquello de: “da gusto cruzar los pirineos, ¡vaya autopistas que tienen! Y ahora que, más o menos, estamos parejos, por no decir mejor, no nos contentamos y queremos que lleguen calzadas dobles a la puerta de casa de todos y todas.
Pero no es de infraestructuras de lo que quería hablar, sino del último libro que leí. Un libro asturiano de un mierense, “El Palacio Azul de los Ingenieros Belgas” de Fulgencio Argüelles.
No suelo leer literatura “de casa”, y era una buena ocasión para encontrar dentro lo que también hay fuera. Pero, no sé si por ese sentimiento nacional hipercrítico, o por qué; pero el caso es que no lo encontré.
El libro está ambientado en el período previo a la guerra civil, de la dictadura de Primo de Rivera a la Revolución del 34; y en las cuencas mineras. La relación de la burguesía propietaria de las minas con el proletariado trabajador. Anarquismo, socialismo e iglesia. Sin embargo se vuelve una historia simplona, repetitiva y aburrida, donde el hilo principal es un adolescente bien parecido con el que todas se quieren ir a la cama. Además, siempre desde mi punto de vista, los personajes no son creíbles. Demasiada poesía, demasiado enamorado de la filosofía clásica, demasiado intelectualismo barato.
¡Qué pena, tener que buscar fuera lo que no encontramos en casa!
4 comentarios
Fromestano -
Cierre de fiesta con Marianico el Corto, las hermanas Hurtado y Bigote Arrocet, todo ello amenizado por los alegres sones de la Topolino Orquesta.
Guti -
ALMU -
Bender -
Eso ha pensado Gabino cuando ha eligido a los pregoneros de San Mateo 2010.