BLANCANIEVES
Y vuelve a su lugar. ¡Qué ganas!. La noche en el tren siempre le recuerda la casa de la playa y al amigo de Juan, cuando todos dormían en la habitación de las literas. ¡Qué aburridos resultan siempre los compartimentos de un solo sexo!
La chica de uniforme le dice que irá sola hasta Zaragoza, ¡vaya lujo!.... Se abre la puerta, abre un ojo: una serie de enanitos suben a las literas por las escaleras. Parece un sueño. Apaga el m.p3 y oye como uno, dos, y hasta cinco se colocan en sus camitas. Cuchichean, ríen, se empujan y tropiezan. – A callarse, que la chica de abajo duerme-
Blancanieves piensa en el amigo de Juan. No pegó el mordisco a la manzana, quizás se cayó de la litera.
-Se está bien pero entra un poco de frío a los pies por la ventana.
- No se preocupe, yo no llego.
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